Te han engañado: el Blue Monday no existe (y aquí tienes la verdad)

Te han engañado: el Blue Monday no existe (y aquí tienes la verdad)

Cada enero ocurre el mismo ritual: Instagram se vuelve un moodboard azul, Twitter se llena de memes llorando en HD y, de repente, todo el mundo habla del Blue Monday, “el día más triste del año”.
Pero respira, porque vengo a contarte lo que nadie te dijo: el Blue Monday no viene de un estudio serio, ni de psicólogos, ni de datos… viene de una campaña de marketing.

Sí, literalmente el día más triste del año nació en una oficina de publicidad. Y aun así lo celebramos como si fuera una ley universal.

Vamos por partes —sin bajón, te lo prometo.

Todo empezó en 2005, cuando la agencia de viajes británica Sky Travel buscaba vender escapadas en plena depresión postnavideña.
Su idea fue casi maquiavélica: inventar un día concreto en el que la tristeza estaba “científicamente en su punto máximo” … y sugerir que la solución era, obviamente, viajar.

Un movimiento brillante de marketing.

De ciencia, ni rastro

Para darle un toque serio al asunto, llamaron a Cliff Arnall, un psicólogo que había trabajado como profesor asociado en la Universidad de Cardiff, y le pidieron que creara una fórmula que justificara por qué ese lunes era el más deprimente del año. Y Arnall la hizo: una ecuación que mezclaba clima, deudas, motivación baja y tiempo hasta el verano.

¿El problema?

Que la ecuación era más estética que real. Matemáticos y psicólogos la revisaron y llegaron a la misma conclusión: no tenía base científica alguna. Era, básicamente, un cóctel de conceptos puestos juntos sin relación cuantificable.

Pero claro… sonaba tan bien, tan redondo y tan “explicable” que los medios se enamoraron.
Y ahí empezó la avalancha.

Los periódicos lo publicaron, las radios lo comentaron, las marcas lo adoptaron como excusa para campañas emocionales y las redes —que aman un drama colectivo— lo elevaron a la categoría de fecha icónica. En dos inviernos, el Blue Monday pasó de ser un invento a convertirse en tradición moderna global.

Entonces, ¿por qué nos lo tragamos todos?

Porque, siendo honestos, enero ya de por sí es un mes duro.
Hace frío, vuelve la rutina, hay exámenes, se siente la cuesta de enero y la motivación está por los suelos. Nuestro cerebro adora las etiquetas porque nos ayudan a ordenar lo que sentimos. Así que aunque el Blue Monday no sea científico, sí encaja en cómo vivimos enero.
Y eso hizo que se viralizara como crema.

Pero aquí viene lo interesante

Aunque nació como una estrategia de marketing, el Blue Monday terminó generando un debate sobre salud mental.
Hoy es una fecha que muchas organizaciones aprovechan para hablar de bienestar emocional, romper estigmas y promover el autocuidado.
Un giro inesperado para algo que surgió en una reunión de publicidad.

Eso sí: no hace falta dramatizar.

La tristeza no obedece calendarios. Tu bienestar no depende de un lunes random de enero. Y no necesitas comprar un vuelo a Canarias para mejorar tu estado emocional (aunque la idea nunca esté mal).

Así que la próxima vez que escuches “Blue Monday”, quédate con este pequeño upgrade cultural:

  • No es ciencia: es marketing.

  • No nació en un laboratorio: nació en una agencia de viajes.

  • No es una verdad universal: es un meme convertido en tradición moderna.

Pero si sirve para recordarnos que hablar de cómo nos sentimos es importante… oye, quizá este lunes azul no sea tan oscuro después de todo.


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